La calidad, adquiere una configuración propia como disciplina académica a partir del impresionante desarrollo de Japón en la década del ’50, que afectó los medios de producción –fundamentalmente en el orden tecnológico– con profundos cuestionamientos en las formas de gestión administrativa. La problematización en torno a la calidad surge así como respuesta a la necesidad de contar con organizaciones flexibles, con alta capacidad de respuesta, que mantengan la eficacia y eficiencia de sus procesos junto con la calidad de sus productos.